Maritza Flórez Muñoz tuvo que decidir entre conseguir un empleo u optar por una beca para poder iniciar sus estudios de educación superior.
Su madre, que hasta ese momento le había ayudado con lo necesario para terminar el bachillerato, le había advertido que cuando saliera del colegio ella misma debía asumir la responsabilidad del hogar, ya que el padre se marchó cuando Maritza era una adolescente.
El camino parecía trazado, pero en una ocasión mamá e hija observaron en un aviso de prensa que existía el Fondo Social de Becas Andi-EAFIT.
Maritza, oriunda del barrio El Salvador (Medellín), vio una posibilidad de llegar a la universidad, no obstante pensó que alcanzar una opción como esta seguía distante de la realidad, no solo por el alto número de estudiantes que aplican a la beca sino también porque debía ser cabeza de hogar. Sin embargo, pese a esto, se acercaron a la Institución a averiguar de qué trataba el asunto.
Luego de una serie de exámenes y entrevistas, Maritza vio cómo las puertas de EAFIT se le abrieron no solo a ella sino también a su mamá gracias a que la beca también cubría, aparte de los gastos de matrícula, unos recursos para la manutención académica, pero que ellas, con austeridad y orden, destinaron para el sostenimiento de hogar.
“Es un logro de familia, no solo mío”, dijo la egresada del pregrado en Ingeniería de Sistemas de EAFIT ante la última junta del año de
Durante la reunión, los propios empresarios pudieron palpar de cerca la realidad de cuatro jóvenes, entre ellos Maritza, que gracias al estudio trasformaron sus vidas o están en ese proceso.
Fondo Social de Becas Andi-EAFIT
El beneficio que cobijó tanto a la ingeniera de sistemas, propietaria en la actualidad de
Fuente: Agencia de Noticias Eafit.
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